...referencias a las Constituciones
Los insurgentes en México
Hacia 1818 la actividad militar en México había prácticamente desaparecido con la derrota de las tropas de Morelos. Sólo quedaban grupos guerrilleros que obedecían a Guerrero y a Ascencio en el sur y aunque podían sobrevivir con facilidad y ocasionar perjuicios y molestias a los realistas, estaban aislados y no podían combatir con la numerosa tropa que estaba a las ordenes del virrey. Entre 1818 y 1820 existió en México una paz y tranquilidad relativa. Pero la revuelta de Riego, ocurrida en enero de 1820 iba a poner término a esta situación al obligar al rey Fernando VII a jurar la Constitución liberal de 1812. Estas noticias llegaron a México en abril de 1820 e infundieron casi inmediatamente, una nueva vida al movimiento insurgente. Una revuelta de la tropa de Veracruz obligó al virrey Apodaca a jurar la Constitución. La Jura de la Constitución de 1812 Ya se ha visto que Apodaca había sido obligado a jurar la Constitución liberal de 1812 después de la rebelión de la tropa de Veracruz. Ahora el eco de este primer campanazo que señalaba el comienzo del desmoronamiento del régimen real, iba a llegar a California. El decreto que recibió Solá estipulaba que la tropa, el clero y la población civil debían jurar acatar y cumplir con la constitución, el primer día de fiesta después de recibir el decreto en una ceremonia en la que participarían el prior de cada misión. Después de decir una misa de acción de gracias y de cantarse un Te Deum el sacerdote predicaría un sermón. Solá juró la constitución en Santa Barbara en octubre de 1820 ante de la Guerra, los misioneros y los soldados. El padre Señán se trasladó a San José con el teniente Valle a tomar juramento a los pobladores. Ceremonias similares tuvieron lugar en los cuatro presidios, las misiones y los pueblos. Para los soldados y pobladores la jura no tenía significado alguno. Ellos seguirían obedeciendo a sus comandantes o comisionados sin importarles lo que decían las nuevas disposiciones. Dice Chapman: En general la gente de la provincia se mantenía ignorante del alcance y la importancia de las guerras que se desataban por las Américas. Recibían escasas noticias y constantemente llegaban informes de que la revuelta estaba prácticamente terminada.(12) Aunque los franciscanos se encontraban probablemente en la misma situación, un Catecismo explicativo que acompañaba a la constitución tenía para ellos un profundo significado. Sería este el vehículo por el que se llegaría a la secularización de las misiones y los misioneros sabían muy bien que la conversión de misión a parroquia iba a significar la muerte de la institución que había logrado la conversión de miles de indígenas y que había traído la paz y tranquilidad a la provincia
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