La vida de algun@s Muzquiz y sus conyuges, son novelas que fueron...

La Muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida. Somos lo que recordemos haber sido y seremos lo que otros recuerden que fuimos

Mi foto
Nombre: coahuilteco
Ubicación: Muzquiz, Coahuila, Mexico

martes, junio 28, 2005

Guerra de la Independencia Española en 1808 Napoleón se hace Rey de España, lo que ocasionará que Miguel Hidalgo y Costilla en Dolores, grite viva Fernando VII, muera el mal gobierno, refiriéndose a los Bonaparte y no a los Borbones como algunos mal informados historiadores asumirán y lo tacharán de traidor

Napoleón, triunfante en Europa, fija su codiciosa mirada sobre España, obligando al rey español Carlos IV, para que sea su aliado en la conquista de Portugal. Este es el pretexto que utiliza el ambicioso Emperador para invadir la Península. A esta política de Carlos IV, instigado por su favorito Godoy, se opone su hijo, el Príncipe de Asturias Don Fernando. El general francés Junot entra en España con sus tropas el 18 de octubre de 1807 apoderándose de casi todo Portugal, huyendo al Brasil los soberanos portugueses. Continúan entrando tropas francesas en España, hasta unos cien mil hombres, al frente de los cuales pone Napoleón a su cuñado el general Murat. Mientras parte de los ejércitos invasores ocupan el norte, un tercer ejército atraviesa los Pirineos Orientales y entra en Cataluña. Godoy, inquieto ante las numerosas fuerzas invasoras, empieza a recelar de las intenciones de Napoleón, tratando infructuosamente de salvar la situación. El Pueblo, con su claro instinto, nota algo anormal el constante movimiento de tropas extranjeras por el suelo español y se manifiesta en contra de la política de Godoy, amotinándose en Aranjuez contra el favorito del Rey. Aumenta con esto el partido fernandista y, temeroso Carlos IV, destituye a Godoy y abdica en su hijo Fernando el 19 de marzo de 1808. Cinco días más tarde, entra en Madrid el nuevo monarca Fernando VII, haciéndole los madrileños tal reconocimiento, que desde la Puerta de Atocha, por la calle de Alcalá, hasta el Palacio de Oriente, tardó seis horas. Murat, que ha entrado con sus tropas en Madrid veinticuatro horas antes, no reconoce al nuevo Rey y convence a Carlos IV para que dirija una carta a Napoleón, negando la validez de su abdicación. Mientras tanto entretiene a Fernando VII, con la promesa que Napoleón en persona viene a verle. Murat convence a Fernando VII, para que salga hacia la frontera a recibir al Emperador y así, con engaños, llega hasta Bayona. Allí le proponen los franceses que renuncie al trono y, en vista de su negativa, esperan la llegada de Carlos IV, su esposa y el favorito de ambos, Godoy.

Fernando VII se da cuenta de la traición de los franceses al discutir con Carlos IV y devuelve la corona a su padre, el cual ¡abdica en Napoleón!.

Mientras tanto en Madrid, el ambiente es muy hostil hacia las fuerzas francesas y en una atmósfera cargada de inquietudes, llegamos al glorioso día del 2 de mayo de 1808; desde bien temprano se congregó la multitud ante el Palacio Real, en la Plaza de Oriente y al subir al coche para conducir a Francia al infantito Don Francisco, que iba llorando, alguien lanzó el histórico grito "¡que nos lo llevan!" y al momento, hombres y mujeres, rodean las carrozas tratando de impedir el viaje.
Las fuerzas del invasor disparan y la sangre de los primeros mártires de la Independencia española, abre una página gloriosa, grabada a sangre y fuego, en el libro de la Historia de España.
Al ruido de los broncos cañones y de los dispersos tiros, se propaga como reguero de pólvora por todo Madrid, la noticia de lo sucedido en la Plaza de Oriente. Los grupos de hombres y mujeres corren despavoridos lanzando gritos contra el invasor francés: "¡A morir matando...!, ¡No más esclavos!". La soldadesca francesa los sigue ametrallando y caen más muertos y heridos ante los Caños del Peral. Poco a poco se va rehaciendo el pueblo de su primer estupor y surgen navajas, tijeras y palos, blandidos con furia por hombres, mujeres y mozalbetes, en tanto que de ventanas y balcones cae una lluvia continua de ladrillos, piedras, muebles y calderadas de agua o aceite hirviendo. En la Puerta del Sol, se refugian en el templo del Buen Suceso niños y ancianos, en tanto que las heroicas mujeres madrileñas y los hombres indomables, presentan la primera resistencia sería al invasor.