ref: Juan Casimiro de Ozta y Múzquiz
El 12 de septiembre de 1820 se le confirmó al Conde de Regla la propiedad del mayorazgo de los Condes de San Bartolomé de Xala, pero sólo por un valor que en aquel momento era de 155,791.46 pesos. Esto significaba que no podía reclamar la reposición de las pérdidas con los bienes libres de la familia. Éstos probablemente ya no alcanzaban para compensar el déficit del mayorazgo, que ascendía a 44,407.56 pesos. El siguiente mayorazgo que fundó un miembro del consulado fue el de Francisco de la Cotera y Salmón, quien en los cincuentas se encontraba en la corte española como representante del consulado mexicano.. En el anexo de su testamento dispuso en 1759 también la fundación de un mayorazgo con las propiedades rurales que había adquirido en Juchitepec. La hacienda Zape Guanamé en Charcas, que también se encontraba en sus manos, no iba a incluirse. No se le añadió un inventario al testamento, de manera que no podemos dar datos acerca del valor. Sólo se mencionan réditos anuales de 6,000 pesos. Como sucesores estaban en primer lugar, José Mariano de la Cotera y Rivascacho, miembro del consulado al menos desde 1768; en segundo lugar, Gertrudis Ignacia, posterior esposa de Antonio Julián Rodríguez de Soria; en tercer lugar, María Manuela, que se casó con el Marqués de Santa Fe de Guardiola. Con este mayorazgo, que asumió José Mariano en los sesentas, no estaba ligado titulo nobiliario alguno, pero sí con el segundo que heredó de su abuelo Manuel de Rivascacho, miembro del consulado ya en los treintas. Manuel de Rivascacho había fundado el mayorazgo con un cambio que le hizo a su teslamento en 1767. Sin embargo, su composición no correspondía con la usual. Además de la casa de Rivascacho en la calle Capuchinas, cuyo valor no sabemos, el mayorazgo debía disponer: de 4,0000 pesos invertidos con una tasa de interés del 5% anual. El titular del mayorazgo debía disponer libremente tan sólo de los 2,000 pesos de intereses.
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