La vida de algun@s Muzquiz y sus conyuges, son novelas que fueron...

La Muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida. Somos lo que recordemos haber sido y seremos lo que otros recuerden que fuimos

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Nombre: coahuilteco
Ubicación: Muzquiz, Coahuila, Mexico

lunes, junio 20, 2005

La Hora del siglo XVIII

Las elites vascas y navarras en "la hora del siglo XVIII"
En el siglo XVIII, la presencia de vascos y navarros fue particularmente destacada en la alta administración, especialmente en las administraciones nuevas, reformadas o ampliadas por los Borbones a lo largo del siglo, como las Secretarías del Despacho o las intendencias. En la cúpula del Estado, las Secretarías del Despacho -superpuestas a la tradicional estructura polisinodial- se convirtieron (claramente en la segunda mitad de la centuria) en el centro del aparato político-administrativo de la Monarquía, germen de los futuros ministerios. En particular, destacaron como secretarios del Despacho los vizcaínos Sebastián de la Cuadra, marqués de Villarias (Guerra y después Estado) y José de Quintana (Marina e Indias), el guipuzcoano Juan Bautista de Orendain, marqués de la paz (Estado), el alavés Eugenio de Llaguno y Amírola (Gracia y Justicia); o los navarros Juan Bautista de Iturralde y Gamio, marqués de Murillo (Hacienda), Miguel de Muzquiz y Goyeneche, conde de Gausa (Hacienda), Nicolás Ambrosio de Garro y Arizcun -hijo de baztaneses- marqués de las Hormazas (Hacienda) y Casimiro de Uztáriz, marqués de Uztáriz (Guerra). Estos ministros tuvieron un gran poder efectivo. Desde estas posiciones gozaron también de una inmensa capacidad de patronazgo sobre sus parentelas y sus comunidades de origen... ...muchas veces, el generalato en el Ejército llevaba a ejercer gobiernos políticomilitares: comandancias, gobernaciones, capitanías generales y virreinatos en las Indias. Esto explica el importante número de virreyes y gobernadores vasco-navarros en América durante la segunda mitad del siglo XVIII. Como muestra el ejemplo de los virreyes baztaneses Pedro de Mendinueta y Múzquiz, sobrino del ministro Múzquiz, virrey de Santa Fe a partir de 1797; Agustín de Jáuregui y Aldecoa, virrey del Perú entre 1780 y 1784, o su yerno y primo político José Joaquín de Iturrigaray y Aróstegui, virrey de Nueva España en 1802, estos gobernantes formaban parte de la segunda o tercera generación de aquellas familias que, a comienzos del siglo XVIII, se habían elevado con Felipe V y que ahora se encontraban de nuevo entre los principales agentes de la Monarquía... ... Así mismo, aquellas familias colocaron a sus vástagos en la más elevada jerarquía eclesiástica, como lo muestra la extensa nómina de obispos y dignidades catedralicias en la Península y en América. Entre ellos destacaron obispos como los vizcaínos Pedro de la Quadra y Achiga, arzobispo de Burgos, José Yermo, arzobispo de Santiago, o Manuel de Mollinedo, obispo de Cuzco; los alaveses Juan Saenz de Buruaga, arzobispo de Zaragoza, Gaspar de Montoya, obispo de Salamanca, o Juan Antonio de Viana, obispo de Caracas; los guipuzcoanos Juan Antonio de Lardizábal, obispo de la Puebla de los Ángeles, Agustín de Lezo, obispo de Pamplona, o Martín de Celayeta, obispo de León, o los baztaneses Martín de Elizacoechea, obispo de Durango y de Valladolid de Michoacán, Juan Lorenzo de Irigoyen y Dutari, obispo de Pamplona, o Pedro Luis de Ozta y Múzquiz, obispo de Calahorra-La Calzada.