John Q una pelicula de situaciones extremas que reviven la memoria de "Algo que Dios creó"...

Vayamos a la sala de juntas de un hospital, donde el Director de la Institución y el Jefe de Cardiología lo esperan para hablar con usted. Su hijo está internado allí. Lentamente se acomoda en el asiento y una vez que lo hace, el eminente médico toma la palabra: ...Si su hijo no recibe un trasplante de corazón pronto, su fallecimiento en los próximos días es inevitable. Pensando que hubiera un donador compatible, el costo de la operación aproximado es de $ 250,000 dólares. Ah, y por cierto, su seguro no está dispuesto a cubrir el gasto..." En este tormentoso debate entre la enfermedad de su pequeño y las acciones para salvarlo, John se encontrará con un negociador de rehenes (Robert Duvall), un brillante cardiólogo parte de un corrupto sistema (James Woods), y el Jefe de la policia de Chicago encarnado en Ray Liotta.

La dirección de la cinta muestra mas que brillantez técnica, una fuerte carga de emocionalidad; situación posiblemente desatada debido a que la hija del Director, Nick Cassavetes, es en la vida real, candidata a un trasplante de corazón... a mi me hizo recordar... (toda proporción guardada)... la cirugía a corazón abierto de mi hija Gabriela que presencié hace años... (ver la historia en este mismo Blog) . La película fue filmada tan sólo en tres semanas, sin embargo pareciera que los lentes de la cámara estuvieran salpicados de melosidad en unas ocasiones y de tragedia en otras, lo que convierte a la cinta en un vaivén de emociones que pueden ir desde lo cursi hasta lo dramático. La cinta comienza con una impresionante secuencia donde un hermosísimo BMW es arrollado por un par de trailers al ritmo religioso del Ave María; una escena destacable ciertamente. Igual de impactante hay un cuadro muy explícito de cómo se efectúa un trasplante.

...recuerdo la historia de como mi hija Gabriela, paciente cardiaca, con la ayuda decidida y valiente de su madre Clara Scheib Burguet, la que venció dificultades económicas enormes y consiguió conjuntar, al doctor Julio Scheib Garza, médico internista en ese tiempo en San Antonio Texas, y a el cirujano cardiaco Robert H. LePere (actualmente en: de The CardioThoracic Surgery Network) logrando que ensayara por primera vez un novedosa técnica que aumentó las probabilidades de éxito, Julio logró que se encargara de los cuidados post-operatorios una compañera suya, la doctora Colette Kohler, (Head of pediatric cardiology at Santa Rose Children's Hospital), y gracias a ese gran trabajo del equipo que reunió Clara, lograron reparar el corazón de Gabriela y de paso abrir el camino para que miles de niños, con Tetralogía de Fallot, salvaran también sus vidas en los años siguientes