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miércoles, julio 04, 2007

guerras disparejas y The Mexican Spy Company..

Intervención Norteamericana en México y la Mexican Spy Company... tomado de Wikipedia

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La Intervención Norteamericana en México es un episodio de la historia de México que se inició por las pretensiones de la República de Texas sobre una parte del territorio del Estado de Coahuila comprendido entre los ríos Bravo y Nueces. En tanto que México desconoció la demanda texana, Estados Unidos le declaró la guerra y lo ocupó entre 1846 y 1848; siendo este último año cuando se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo por el que México perdió por la fuerza más de la mitad de su territorio. Las fuentes estadounidenses se refieren a esta invasión como la Guerra Mexicana-Estadounidense (Mexican-American War), nombre que en México no es muy común.
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  • Antecedentes... Ya desde 1809 se venían observando pretensiones anexionistas por parte de Estados Unidos. El Virrey de la Nueva España (aún México no era independiente) de aquel entonces inicia negociaciones con el gobierno de Washington para determinar límites entre la frontera norte novohispana y Estados Unidos. De esta manera consideraba que se frenarían los ímpetus de este país. Las gestiones del gobierno virreinal español concluyen con la firma del Tratado Adams-Onís, por el que España cede Florida, ya ocupada por tropas estadounidenses; a cambio Estados Unidos se compromete a no hacer más exigencias territoriales. En 1821 México logra su independencia de España. Dos años después (en 1823) el gobierno estadounidense reconoce a México como nación independiente y envía a Joel Robert Poinsett como representante para firmar un tratado de amistad y comercio. Se firma un tratado de límites, pero el gobierno de Estados Unidos intenta anexar Texas. Hacia 1834 miles de colonos estadounidenses se habían establecido en Texas, que hasta ese entonces había formado parte de México (Desde 1822, con el permiso del gobierno mexicano, Stephen F. Austin comenzó a llevar emigrantes anglosajones a Texas, un territorio en el entonces Estado mexicano de Coahuila y Texas). Esta corriente natural pudo haber sido alentada y apoyada también por Andrew Jackson cuyo antiguo colaborador, Samuel Houston, jugó un papel importante en el desenlace de esta invasión pacífica. Organización territorial de México durante la Primera y Segunda Repúblicas Centralistas. Delineado en rojo, el territorio reclamado por la República de Texas.A los texanos, el régimen republicano centralista del general Antonio López de Santa Anna les resultó muy conveniente verlo más opresivo, y en 1835 se rebelaron (con el apoyo del gobierno estadounidense), derrotaron a un ejército mexicano y fundaron la República Independiente de Texas 1836. Los mexicanos consideraban una injusticia que los colonos estadounidenses hubieran recibido tierras gratis en Texas con condiciones generosas. Y los estadounidenses no cumplieron dichas condiciones: entraron en México aceptando cumplir con las leyes del país, incluyendo la ley de no tener esclavos (era ilegal en México) y convertirse en católicos. Pero cuando se terminó el período de importación libre que les había concedido el gobierno mexicano se negaron a pagar impuestos y apoyaron el contrabando de productos mucho más baratos que traían naves estadounidenses a través del golfo de México. Texas declaró su independencia de México en 1836 (en esa declaración sólo había un mexicano, Lorenzo Zavala, siendo todos los demás «texanos mexicanos rebeldes», simples mercenarios estadounidenses). En 1845 Texas ingresó en la Unión Americana (Estados Unidos) con categoría de estado. Se rompen las relaciones diplomáticas entre ambos países vecinos y se retira de Washington el representante del gobierno mexicano, Juan Nepomuceno Almonte. La República de Texas se anexó a Estados Unidos en 1845; la frontera natural y reconocida en ese tratado fue el Río Nueces, es decir el territorio entre el Nueces y el Río Bravo era reconocido como perteneciente a México. Ese mismo año crecieron las tensiones entre los dos países sobre estos territorios cuando el gobierno de EE.UU. ofreció pagar la deuda mexicana a colonos estadounidenses si México permitía que EE.UU. le comprara los territorios de Alta California y Nuevo México. La propuesta fue rechazada por el gobierno mexicano. El presidente de Estados Unidos James K. Polk envió tropas estadounidenses al territorio disputado en la frontera texana. Después de una escaramuza entre soldados mexicanos y estadounidenses en abril de 1846, el Congreso de Estados Unidos declaró la guerra a México. La guerra entre México y Estados Unidos inicia oficialmente el 13 de mayo de 1846 con la aprobación, por parte del Congreso estadounidense, de la declaración de guerra, y se inicia la desocupación de la capital de México a partir del 2 de febrero de 1848 con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo. El citado primer enfrentamiento entre tropas de ambos países, se llevó al cabo el día 25 de abril de 1846, en lo que era el Estado de Tamaulipas, cuando una patrulla estadounidense de 63 hombres, al mando del capitán Seth Thornton e internadas claramente en territorio mexicano, en flagrante violación de su soberanía, fueron emboscadas por tropas mexicanas al mando del general Anastasio Torrejón. Este enfrentamiento le dio a James Polk (presidente de Estados Unidos) el motivo para declarar la guerra a México para después —bajo el pretexto de una indemnización de guerra— apropiarse de los codiciados territorios mexicanos de la Alta California y Nuevo México.
  • Declaración de la guerra... El gobierno de EE.UU. desconoció los tratados internacionales en los que se establecía que el límite de la frontera sur de Texas era el río Nueces. El presidente Polk entonces ordenó al general Zachary Taylor establecer tropas entre los ríos Nueces y Bravo. Taylor cruzo el río Nueces, violando abiertamente el tratado internacional sobre la frontera de esta «nueva nación tejana». El Nuevo Santander, territorio mexicano en esa época, abarcaba lo que hoy es el Estado de Tamaulipas y el territorio al norte del río Bravo (Río Grande) hasta el río de las Nueces. El General Pedro Ampudia —quien era el encargado de detener a estos invasores (quienes estaban en territorio de México (Nuevo Santander) y no en Estados Unidos)— le envió una carta intimándole que deshiciera su fuerte y se retirara hasta más allá del río Nueces. La carta fue ignorada. Taylor más bien marchó más al sur, hasta la desembocadura del río Bravo, donde comenzó a construir el Fuerte Brown; México enfrentaba así una guerra para la que no estaba preparado ni económica, ni anímica, ni moralmente, teniendo un ejército que resultó poco apto para el combate, y según el historiador Vicente Riva Palacio, en su obra México a Través de los Siglos, citado por Humberto Mussachio: «sus jefes, más preocupados por obtener empleos bien remunerados y otros privilegios, principalmente Santa Anna actuaron, con sus excepciones, impulsados por la cobardía y la traición»1. Los combates se iniciaron el 24 de abril de 1846 en un lugar llamado Carricitos, que se encuentra cerca del actual territorio mexicano de Tamaulipas. Dos mil lanceros de la caballería mexicana capturaron una unidad de 65 dragones americanos cerca del río Bravo, degollándolos a todos (excepto a dos sobrevivientes, que escaparon). Cabe decir que esto le dio pesadillas a Taylor y sus hombres de lo que le podría pasar si caía en manos mexicanas: le cortarían la cabeza y la freirían en aceite por haber invadido México, tal era la reputación del general Ampudia (generado quizá por el mito azteca). Después del primer encuentro en el entonces territorio mexicano de Carricitos, el presidente Polk encontró su pretexto ideal y solicitó una declaración de guerra, iniciando su discurso con estas palabras: «Sangre estadounidense [American blood] ha sido derramada en suelo estadounidense...», lo cual ni siquiera era cierto ya que los invasores estadounidenses se encontraban ilegalmente en territorio de México. El congreso de EE.UU. declaró la guerra el 13 de mayo de 1846. Taylor inició su avance aún sin haber recibido la noticia de la declaración de guerra formal entre los dos países y así presentó batalla a los mexicanos al mando de Arista en Palo Alto y en la Resaca de la Palma o Resaca de Guerrero, el 8 y 9 de mayo. Los estadounidenses norteños y los whigs (republicanos) generalmente se opusieron a la guerra mientras que los sureños esclavistas y los demócratas tendieron a otorgar su apoyo. México declaró la guerra diez días después, el 23 de mayo de 1846. Ante esto el ejercito mexicano trató de impedir el robo de este territorio
  • Escenario ... México no estaba preparado para una guerra. El país se encontraba en la ruina económica, política y social. El ejército y sus jefes no estaban equipados ni preparados para defender al país, carecían de armas, vestuario, alimentos y espíritu de lucha (el sentimiento de patria prácticamente no existía aún). Los rifles mexicanos eran de pedernal y pólvora y los cañones, que eran de corto alcance, databan de la Guerra de Independencia, mientras que los estadounidenses tenían rifles de repetición (revolucionarios en aquella época), obuses (Howitzer) y cañones Paxhan de largo alcance. Por otra parte, los soldados mexicanos eran reclutados generalmente por la leva, escasamente recompensados y estaban mal alimentados, mientras que los estadounidenses aparte de tener un ejército regular contaban con voluntarios pagados por el gobierno, que recibían propiedades, así como su paga puntual.
  • Batallas... Después de las declaraciones de guerra, las fuerzas estadounidenses invadieron territorio mexicano en diversos puntos. En el Pacífico, la fuerza naval al mando de John D. Sloat fue enviada para ocupar California y reclamarla para EE.UU. debido a preocupaciones de que Gran Bretaña también intentase ocupar el área. Sloat se alió con colonos ingleses en el norte de California quienes previamente habían declarado una República Independiente de California y habían ocupado varias ciudades clave. El gobierno de Estados Unidos ordenó a su ejército atacar los siguientes puntos de México: Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y otros puntos hacia el sur. También invadió Monterey (Alta California). Por otra parte, se bloquearon los puertos de Tampico, Guaymas, Mazatlán y San Blas, entre otros. Mientras tanto, las tropas del ejército de EE.UU. (bajo el mando de Stephen W. Kearny) ocuparon Santa Fe (Nuevo México); posteriormente Kearny condujo una pequeña tropa a California, donde, después de algunos reveses iniciales, se unió con las fuerzas navales bajo el mando de Robert F. Stockton para ocupar San Diego y Los Ángeles. La fuerza principal guiada por Taylor continuó a través del río Bravo hacia México, derrotando a las fuerzas de Pedro Ampudia en la batalla de Monterrey en septiembre de 1846, tras una fiera resistencia de los regiomontanos (que a los estadounidenses les tomó semanas en derrotar). Al tiempo el Estado de Yucatán se independizó por segunda vez y se produjo un levantamiento federalista en la ciudad de México, derrocándose el gobierno de Mariano Paredes, propiciándose el regreso de Santa Anna de su exilio cubano en diciembre de 1846, quien curiosamente "burló" el bloqueo naval estadounidense y estableció un nuevo gobierno con Valentín Gómez Farías como vicepresidente. Santa Anna marchó personalmente hacia el norte para combatir a Taylor, pero, a pesar de haber ganado la batalla, por una inexplicable retirada aparece históricamente como derrotado en la Batalla de la Angostura, conocida en los EE.UU. como Batalla de Buena Vista el 22 y 23 de febrero de 1847. Santa Anna deja a Gómez Farías como presidente interino del país con la encomienda de que hiciese acopio de recursos para afrontar la guerra, a tal efecto en enero de 1847 se emite una ley que autorizaba al gobierno federal a apropiarse de los bienes de la Iglesia por valor de 15 millones de pesos. Ante esta ley, el pueblo y el clero se levantan en armas en la ciudad de México hasta el punto de que la muchedumbre enardecida impidió que Gómez Farías pudiera salir del Palacio Nacional. Frente a esta situación, Santa Anna se vio obligado a abandonar temporalmente las acciones. Ya en la ciudad de México, anuló el decreto a cambio de una aportación "voluntaria" del clero por 100 mil pesos. Mientras tanto, en vez de reforzar las tropas de Taylor para un avance continuo, el presidente Polk abrió un segundo frente, mandando una armada bajo el mando del general Winfield Scott en marzo de 1847, que se transportó al puerto de Veracruz por mar, para iniciar la invasión del centro de México. Scott ganó el puerto de Veracruz bombardeandolo cobardemente, tomó Puebla sin disparar una sola bala, gracias en parte a la intervención de la Iglesia Católica local quien convenció a sus fieles a que creyeran que el ejército invasor era en realidad el salvador del pueblo y marchó hacia la Ciudad de México con ayuda de la Mexican Spy Company («Compañía de espías mexicanos»), un grupo de ladrones y bandidos que pelearon en el lado estadounidense. Los "espías" fueron guías, ayudando a ganar las batallas de Cerro Gordo gracias a la incompetencia de Santa Anna al ordenar que no se fortificaran los cerros adyacentes. Esto le dio oportunidad al ejército estadounidense de avanzar. Después de las importantes batallas de Padierna, Churubusco y Molino del Rey, Chapultepec cayó, no sin antes haber luchado valientemente los jóvenes cadetes de ese plantel militar, quienes murieron heroicamente y que son recordados como los Niños Héroes. La caída de Chapultepec tuvo dos consecuencias inmediatas: la ocupación por los norteamericanos de la ciudad de México y la nueva renuncia de Santa Anna a la presidencia del país.
  • Fin de la guerra... El Tratado de Cahuenga, firmado el 13 de enero de 1847, en Los Angeles, finalizó las disputas en California. El nuevo gobierno encabezado por Manuel de la Peña y Peña inició las negociaciones de paz con los Estados Unidos que culminaron con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo; firmado el 2 de febrero de 1848, el cuál finalizó la guerra y otorgó a EE.UU. el control sobre Texas y el área conocida como Alta California; apropiándose de lo que hoy son los Estados de Arizona, California, Nevada, Utah, Nuevo México y partes de Colorado y Wyoming. A cambio, Estados Unidos pagaría 15,000,000 de dólares como gastos de guerra y cubriría los daños sufridos por sus connacionales en México.
  • Combatientes... Durante el curso de la guerra, murieron alrededor de 12,000 soldados estadounidenses, pero sólo unos 1,700 en combate; el resto fue por enfermedades y condiciones insalubres. También se estima que si se contasen las muertes relacionadas con la guerra, el porcentaje sería muy alto. Se estima que murieron 25,000 soldados mexicanos la mayoria en combate. De un 30 a 40% de las bajas mexicanas permanece de alguna manera en el misterio. Un grupo notable de combatientes que es recordado controversialmente, fue el Batallón de San Patricio, un grupo de varios centenares de soldados inmigrantes (la mayoría de Irlanda) que desertaron de la armada estadounidense en favor del lado mexicano. De acuerdo a la versión mexicana, el batallón desertó después de haber percibido lo injusta que era la guerra que había forzado Estados Unidos y así se fraternizó con el pueblo de México. La mayoría murió en el conflicto. Algunos fueron capturados y colgados. Los generales dieron instrucciones para que se asegurara de que lo último que vieran fuese cuando se arriara la bandera mexicana y se izara la bandera estadounidense en Chapultepec. Los mexicanos consideran que estos irlandeses fueron verdaderos hombres de honor que se fraternizaron con la causa mexicana. Se construyeron varios monumentos que se mantienen en la actualidad en México. De acuerdo a datos del Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos, el último sobreviviente estadounidense de este conflicto, Owen Thomas Edgar, murió el 3 de septiembre de 1929, a la edad de 98 años.
  • Implicaciones políticas de la guerra... México perdió más de la mitad de su territorio durante la guerra, cediéndolo con amargura a Estados Unidos. Santa Anna huyó al autoexilio a Venezuela. El general Porfirio Díaz, presidente de México de 1877 a 1911, se lamentaría años después «¡Pobre México! Tan lejos de Dios, y tan cerca de los Estados Unidos». En EE.UU., la victoria en la guerra trajo un surgimiento de patriotismo, y con la adquisición de los territorios al oeste —en 1846, EE.UU. había adquirido la parte sur de Oregón— parecía cumplirse con las creencias del «destino manifiesto». Mientras que el filósofo y escritor Ralph Waldo Emerson rechazó la guerra como un «medio de obtener el destino de Estados Unidos», tuvo que aceptar que «la mayoría de los grandes resultados de la historia se han logrado por medios indignos». La guerra hizo de Zachary Taylor un héroe nacional, un partidario whig (republicano) sureño, quien fue elegido como presidente en las elecciones de 1848.