13 Aguila visita los mares del reino de Calafia...
- Tonalli de los llamados AGUILA en Nahuatl QUAUHTLI. Los nativos de Águila en su mayoría son solitarios que dan valor a la calidad de la vida. No son ajenos al egoísmo.
Entrar en confidencias con los nacidos bajo este signo no es fácil. Poseen una coraza en la que es difícil hacer mella. A menudo son solitarios que aun dejando valer a su prójimo se abren paso para alcanzar la primera fila. Con su egoísmo se conquistan siempre buenos trampolines de lanzamiento.
Los nativos de Águila a menudo dan importancia a los signos externos de la condición social. Les caracteriza el aspecto cuidado. Odian la forma de vestir negligente.
Los hombres de Águila planifican su vida conyugal. No es que aspiren a toda costa a una dote, pero tienden a casarse con una mujer que les ayude a realizarse, que no les obstaculice en la profesión ni en la carrera hacia el beneficio; por lo cual escogen para sí, una mujer de prestigio o de espíritu. Una vez encontrada la mujer «de sus sueños», se revelarán como buenos maridos. Si durante el matrimonio la mujer se emancipa, la paz doméstica puede deteriorarse rápidamente. Nada insatisface más al hombre de Águila que el tener que obedecer y adaptarse. Si en resumidas cuentas es la mujer quien le disputa el primer puesto en familia, se comporta como un toro de lidia y puede considerarse afortunada la mujer que no sea alcanzada por las cornadas. Aun siendo calculadores los nacidos bajo este signo conservan sentimientos románticos, siempre que el matrimonio no los sofoque. La mujer dotada de olfato puede encontrar entre las «Águilas» un marido sincero, fiel y amoroso.
- Tonalli de los llamados 13 en Nahuatl MATLACTLIOMEI. Excelente cifra, intrínsecamente buena, considerada siempre favorable. El 13 es el número que estructura el calendario adivinatorio de 260 días, compuesto de veinte «trecenas», y el ciclo indígena de 52 años dividido en cuatro series de 13 años. Desde el punto de vista aritmético, es un operador preferencial
A título de ilustración mitológica, recordemos que el cielo azteca está, justamente, dividido en 13 pisos superpuestos: el decimotercero cielo, franja suprema de lo accesible, está habitado por la pareja de dioses creadores de donde proceden la vida, las subsistencias... y los destinos.
Por ser fundamentalmente divino, el 13 juega un poco el rol de número supremo: es la cifra de la superioridad, de la plenitud, pero, en cambio, es una cifra cerrada sobre sí misma, límite de la serie, y simboliza lo finito. El 13 es vector de cualidades cumplidas, pero no evolutivas.
- Divinidad asociada: la vieja diosa madre, Ilamatecutli.
Asociación que no sorprende. La decimotercera casilla está habitada por una vieja diosa de cráneo descarnado que no es otra que la madre de los dioses y de la humanidad. Matriz arquetípica de la que ha salido toda vida, esta diosa del decimotercero cielo, esta diosa supraceleste, está representada como una divinidad de la tierra. Según la creencia azteca, en el origen de la vida, la tierra y el cielo estaban íntimamente confundidos.
El 13 se impone, pues, como una cifra fecunda y creadora del orden.
- Pájaro asociado: el loro amarillo. Los aztecas llamaban toztli a esta especie de loro, que hoy día prácticamente ha desaparecido de México. Estos pájaros presentan una característica curiosa: no adquieren el color uniformemente amarillo hasta que no llegan a la edad adulta. Ese símbolo de madurez corresponde perfectamente al espíritu de la cifra 13, que propicia caracteres desarrollados.
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